Estaba huroneando entre mis reliquias cuando escuche los ruidos que el televisor propalaba debido a la Parada Militar. Una respetable cantidad de personas veían emocionadas la gallardía de los uniformados y aplaudían sin cesar. Entonces, me di cuenta de que los peruanos aun tenemos cierta afinidad para con los militares.

No es un secreto que desde que somos niños nos enseñan ciertas poses propias de los militares. Cuando vamos a la escuela, sobre todo las públicas, nos imponen una disciplina absurda que mas roza con principios de un cuartel. Nunca le encontré la gracia a la formación de los lunes. Esa formación en la que tenias que cumplir con las dos doctrinas principales: Dios y Patria. Es obvio que muchas veces me escabullí de aquellos eventos. ¿Por qué en un sitio en el que, supuestamente, vamos a estudiar nos imponen la disciplina militar?, me pregunte varias veces en mi cerebro adolescente. Hasta mis padres me decían: “Tienes que cortarte el cabello, sino no vas a entrar al colegio”. ¿Por qué me tendrían que haber impedido el ingreso a un centro de estudios?, ¿Solo por llevar el cabello un poco más largo que el resto? En fin, en ese tiempo lejano aun era un pobre engañado. Otro apunte es que nunca comprendí por qué en la clase de Educación Física la rutina de calentamiento estaba compuesta no por estiramientos ni por técnicas de relajación, sino por vueltas alrededor de la cancha de futbol o la realización de 50 planchas. Bueno, así eran las cosas.

Ahora, con el paso de los años me doy cuenta que esos tintes militaristas están por doquier. Las personas se pelean por un lugar para ver un desfile, los auxiliares te presionan para que pertenezcas a la escolta del colegio argumentando patriotismo, muchas mujeres aun desean casarse con un uniformado. Y es que a pesar de que disfrutamos las mieles de la democracia, nos cuesta, o quizá no nos gusta, desligarnos completamente de la tutela militar.

No sé si en el futuro en lugar de un desfile se muestren actos culturales para revalorar nuestras raíces o quizá algún otro evento. Solo espero que si en algún momento una dictadura nos vuelva a someter los que realizan las practicas arriba mencionadas no se quejen. Punto y aparte.

Nilton Picón

Comunicación Social - UNMSM

Grupo Convergencia