Gracias por la pasión creativa de tus direcciones, por la genialidad de cada detalle cinematográfico que aportabas inalcanzablemente en todo lo que plasmabas.

Gracias por lo literario, por lo expresivo de tu arte, por el periodismo que ejerciste alguna vez, y por la vocación innata por el cine. Tus cortos son parte de una vida que se fue. Tus largometrajes son parte de un legado perteneciente a aquella figura solvente que representas para todos aquellos que amamos el cine como tú.

Ya lo decía Alberto “Chicho” Duran: “en la época en que no había manera de hacer cine, él lo hacía, tenía una personalidad única, era un creador muy especial, un hombre que se enfrentaba a todas las barreras”. Asimismo, la actriz Delfina Paredes manifestó lo siguiente: “le debemos tanto a Armando, es como si hubiéramos perdido el tiempo sin reconocerle ni asimilar todo lo que él nos ha dado. Qué terrible, es una perdida enorme”.

Decirle perseverante es poco, puesto que fue más que eso. Fue el primer cineasta peruano en alcanzar el reconocimiento con sus filmes y en lograr elevar la calidad artística y técnica de estos en nuestro país Calificado como el más emblemático cineasta peruano, además de un pionero del rubro, debido a que hizo un cine en una época en que filmar parecía imposible. Me es grato hacer mención  del camino que forjo para todos los que seguimos tus pasos. Escritor, periodista y director; multifacético de nacimiento. Gracias por todo lo representas, por tu personalidad, por el talento y sobre todo por el compromiso que te unió a este maravilloso arte: El cine.

Gracias Armando, muchas gracias por todo…

Marco Minaya Barrientos

Estudiante de la U de Lima

Grupo Convergencia