Existen evidentes casos de racismo que son desvirtuados, desconocidos o camuflados bajo etiquetas como “xenofobia”, o simplemente “intolerancia”.

El racismo es una teoría que crea un estado de superioridad intrínseca de grupos raciales o étnicos: que dé a unos el derecho a dominar o eliminar a los otros, presumiblemente inferiores, sobre la base de juicios de valor respecto a una diferencia social.

El etnocentrismo es la discriminación, el prejuicio, la hostilidad, basados en criterios étnicos. Es cuando juzgamos a otras culturas como inferiores a la nuestra.

Es el medio para separar a propios de extraños y por ello, sirve para la conformación de la identidad del grupo y su cohesión. Puede resultar de la necesidad de mantener la unidad cultural, costumbre, religión, lengua, etc., ante lo distinto, o ante el peligro de la desaparición.

La diferencia más resaltante entre ambos fenómenos es que el etnocentrismo, en contraposición al racismo, es un fenómeno universal, presente en todas las culturas humanas.

Pero, ¿vale la pena preguntarse si un caso dado es racismo o etnocentrismo?

Sí, la mala utilización del término puede hacer que se le despoje de su verdadero significado.

El racismo, además, mayormente se mezcla con el etnocentrismo. Pero, de hecho, la mayoría de las culturas han mostrado etnocentrismo sin racismo.

Otro punto importante es lo que se refiere a la “xenofobia”: odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros o simplemente “intolerancia”.

A diferencia de la xenofobia, el racismo no se da simplemente por intolerancia contra todo el distinto: el racismo mayormente recae en uno o varios grupos sociales, pero no siempre toca a todos los otros grupos.

Ejemplo:

A pesar del tremendo racismo de Hitler y de los nazis, a pesar de que consideraban a los arios como los únicos portadores de civilización, se aliaron con los japoneses. En ese caso, el pacto político, militar diluyó o cubrió el racismo en contra de ellos, lo que tuvo su expresión más elocuente cuando los japoneses fueron nombrados arios honorarios.

Este ejemplo muestra que el racismo no necesariamente es parte de una intolerancia general.

Sin embargo, el racismo no es solo parte de un grupo poderoso hacia un denominado, sino que puede darse entre sectores o individuos de condiciones socioeconómicos similares, o darse desde los sectores bajos hacia los altos, en lo que algunos actores llaman “contra racismo”.

Por último, el racismo puede tener formas muy sutiles e indirectas: puede incluso proteger la idea de que uno no tiene prejuicios y no discrimina. Especialmente en sociedades en las cuales de alguna manera, no necesariamente legal, se sanciona la discriminación.

El racismo es una manera radical de cortar la posibilidad de establecer relaciones recíprocas con el otro. Es una manera de mirar al otro, de relacionarse con él; pero es al mismo tiempo reveladora la forma en que se ve uno mismo.

Grupo Convergencia

Marco Antonio Minaya Barrientos

Estudiante de la U de Lima